Los docentes tenemos al respecto dos encargos: evaluar lo que aprenden nuestros estudiantes y calificarles para acreditar esos logros. En ambos casos, la retroalimentación que le damos les va a orientar para cómo seguir en el futuro, les proporciona información sobre el nivel alcanzado y les cargará más o menos de energía. Como se puede apreciar, evaluar tiene parecidos de familia con motivar. La motivación también genera orientación y energías para conseguir unas metas.
Centrémonos ahora en evaluar para aprender más y mejor. A eso se le denomina hoy día, evaluación formativa, un sistema de evaluación lleno de retroalimentación. Pero no funciona cualquier tipo de información evaluativa. La literatura ha destacado que una retroalimentación de calidad es una práctica pedagógica que facilita el logro de mejores aprendizajes cuando orienta el desempeño en función de objetivos o metas claras, cuando permite que docentes y estudiantes identifiquen errores y cuando visualiza qué hacer para aprender más y mejor. Del mismo modo, un buen sistema de evaluación formativa sabe aprovecharse de distintas fuentes de retroalimentación: la que genera el profesorado, la que pueden complementar los propios estudiantes en sistemas de coevaluación y el uso de buenas herramientas de autoevaluación.
Acabamos de publicar un trabajo de investigación en la prestigiosa Revista Educación XX1 que ofrece dos cuestionarios para conocer el alcance de un sistema de evaluación formativa y la calidad de la retroalimentación que provoca (enlace al artículo: https://doi.org/10.5944/educxx1.38283). Estas escalas se han validado gracias a la participación de más de 350 profesores chilenos de primaria y secundaria. El cuestionario sobre Estrategias de Evaluación Formativa presenta tres subescalas que son representativas del constructo: la retroalimentación, la coevaluación, la autoevaluación, incide especialmente en el uso de herramientas como las rúbricas. La Escala de Calidad de la Retroalimentación para el Aprendizaje identifica tres subescalas. La subescala instrucción focalizada evalúa en qué medida el profesorado ofrece comentarios claros, fáciles de entender y respetuosos con las características individuales del estudiantado. La subescala interacción empática evalúa la relevancia de escuchar las impresiones de los estudiantes sobre el proceso de enseñanza. Finalmente, la subescala autorregulación del desempeño estudiantil refiere a que una retroalimentación de calidad promueve que el estudiante identifique su grado de compromiso con la mejora y reflexione sobre su propio desempeño.
En Thymós siempre nos ha preocupado la evaluación psicopedagógica. Dar con procedimientos con buena calidad de medida para poder ir conociendo cómo se perciben e influyen aspectos que inciden directamente en el querer aprender. Estos dos cuestionarios breves creemos que aportan sistemas de evaluación rigurosos para ser usados en otras investigaciones, pero sobre todo para conocer las realidades de la docencia, para ir mejorándola.